N 1 L. Cotilla
En el transcurso de mis treinta y tres años saliendo y entrando en salas de competencia, he visto árbitros muy engalanados creerse que son lo más importante del torneo o campeonato, buscan estar en el área de captación de las cámaras televisivas, por una parte persiguen a los entrevistadores y por otra persiguen también a los atletas, padres y representantes que no le son de su agrado y eso hace que decrezca su observancia sobre los aspectos del Reglamento que tienen el deber de hacer respetar; precisamente ese era el aspecto que hacía inmensos a árbitros de la talla de los internacionales Carlos Falcón, Alberto García, Carlos A. Palacio, Rolando Bruno Vázquez, Eleazar Jiménez, Andrés Acosta, Rolando Oliva y Bernardo W. Sagué, entre los que ya no están físicamente con nosotros, su elegancia, sencillez, modestia, entrega y conocimientos los engrandece.., nunca olviden que: lo más importante que hay dentro de una sala de torneo es el atleta y si estos son niños, el árbitro tiene triplicidad de funciones:
- Educador: Persona con preparación y capacidad para convertir al carbón abrupto en precioso diamante, sencillamente porque el educador no enseña sino que transforma.
-
Apoyo de los Niños: Minutos después de iniciada la ronda, padres y representantes tienen por reglamento que abandonar la sala de competencia y tiene que ser sustituidos por los árbitros en la mejor atención, cuidado y conducción de los niños, humana, técnica y pedagógicamente hablando.
-
Árbitro: Hace cumplir el Reglamento, de forma didáctica, con mesura, con mensajes de cariño, de atención y de ocupación por la permanencia del niño y su. vínculo con el ajedrez.
Entonces podemos definir que el arbitraje de ajedrez para las edades tempranas, es una manera muy especial de aplicar el Reglamento FIDE pues a quien ejerce este tipo de función no le está permitido obviar: Que una mala praxis puede desvincular de por vida a un niño de nuestra actividad. Que en muchos casos, la intolerancia de algunos representantes genera reclamaciones que hay que tratar con respeto al reclamante y al reglamento, pero sobre todo sin lacerar al niño y jamás de espaldas a la condición de formadores.
Árbitros titulados que poseen poca o ninguna preparación pedagógica deben mantenerse distantes del trabajo con niños, la vocación, el amor, la comprensión, la disposición, la moral, la ética, el sentido de la justicia y de la responsabilidad que contraen al aceptar trabajar con niños son las cualidades más importantes a tener siempre presentes.
A la luz de su experiencia proponga mejoras para que existan menos problemas en este tipo de arbitraje.